El trabajo de la Spanish Gospel Mission

La Misión Evangélica Española (Spanish Gospel Mission), domiciliada en Gran Bretaña, fue creada por el compromiso de un grupo de evangélicos británicos preocupados por la extensión del protestantismo en España.

15 DE MAYO DE 2015 · 08:41

Portada de Tidings from Spain,
Portada de Tidings from Spain

La Misión Evangélica Española (Spanish Gospel Mission), domiciliada en Gran Bretaña, fue creada por el compromiso de un grupo de evangélicos británicos preocupados por la extensión del protestantismo en España. Contó con personalidades como el director del seminario Regent’s Park Baptist College, el Dr. G. Pearce Gould, el Dr. F. B. Meyers, la señora Donald Campbell y Sir Johnn Kirk. El primer secretario de esta Misión fue Joseph Smale, pastor que había vivido un breve tiempo en España y había ayudado financieramente a Don Percy Buffard en sus primeros viajes misioneros durante su etapa de estudiante. Sería sustituido de su secretaría por E. N. Thompson. Para asegurar la recaudación de fondos y fortalecer esta Misión se creó un Consejo Consultivo y también un boletín titulado Spanish Gospel Mission que en 1930 cambiaría el título a "Tidings from Spain" . El este boletín escribían sobre la situación religiosa y la hostilidad de la iglesia católica, tanto Percy Buffard como otros misioneros relacionados con la misión. Esta publicación salió a la luz en 1914 y en todas sus páginas se presenta un protestantismo prometedor en resultados que podría ayudar a la evangelización de América latina.

Según detallan Miguel Hernando e Irene González(i), en un texto de 1915, Smale explicaba que miles de españoles emigraban cada año a América por lo que si se convertían en España proclamarían el Evangelio en América, aunque la realidad fue que también se dio la evangelización a la inversa, con muchos convertidos en estos países americanos que luego predicaron en España. Aparece Don Percy como figura central en este proyecto, compaginando su labor misionera con los viajes para recaudar fondos o asistir a reuniones internacionales como en la Convención Bautista de 1923 en Estocolmo. Dio conferencias en Francia, en la Escuela Bíblica de Beatenberg (Suiza) y en Dinamarca.

En el verano de 1916 la Alianza Evangélica Española realizó un esfuerzo evangelístico en Ciudad Real, lugar donde Buffard vio la posibilidad de continuar con ese trabajo. Pidió ayuda a Inglaterra con el fin de contratar un colportor que le ayudara a repartir las Sagradas Escrituras por toda la Mancha. La Sociedad Bíblica le cedería uno de sus colportores, Félix Vacas con quien comenzaría el trabajo en Valdepeñas, localidad en la que habían sido bien recibidos en los viajes de exploración. Félix Vacas comenzó en febrero de 1917 y se le uniría Miguel Aguilera que sería el brazo derecho de Biffard. Ese mismo año la Misión se establece definitivamente en Valdepeñas y se conocería como la Misión de Valdepeñas. En esa localidad se darían las primeras conversiones como también en la Alhambra (Ciudad Real).

En la Misión no solo se realizaba trabajo evangelístico, sino que desde los primeros años se hacía una importante labor social especialmente en el sanitario con la misionera C.M. Gadner que tenía conocimientos de farmacia y se unió a la obra en 1919. El mismo Buffard aprovechó su estancia en el Reino Unido en 1921 para realizar un curso de homeopatía en el Hospital de Londres. También la enfermera A. Brown se incorporó más tarde, pero al no haber médicos titulados en centro se cerró habiendo atendido 800 pacientes. Sería reabierto como Centro de Asistencia dirigido por la enfermera diplomada doña Francisca.

 

Reverendo Charles Inwood

En el campo educativo la Misión abrió una escuela primaria en 1925, con 50 niños de media. Sin embargo Buffard redobló esfuerzos  en preparar obreros españoles que estuviesen capacitados teológicamente para llevar a cabo la evangelización y con iglesias autóctonas que pudieran autofinanciarse. Para mejorar la formación bíblica hizo cursos intensivos, trayendo profesores y organizando pequeñas convenciones. En 1921 y en 1925 el Reverendo Charles Inwood viene a España auspiciado por el movimiento de santidad Keswick. Inwood había sido predicador casi  desde niño y su vida estuvo consagrada a este ministerio. En Valdepeñas estuvo la primera vez ocho días y la segundo tres y un día en Puertollano. En 1930, el Rev. Oswald Smith, representando a los Mensajeros Cristianos Mundiales de América, celebró otra convención durante la cual tuvo la oportunidad de conocer los diferentes centros que la Misión había ido creando en la provincia de Ciudad Real y el norte de Jaén. A su regreso a Toronto logró que su iglesia, The People’s Church financiase el Instituto Bíblico de Valdepeñas. El director sería el misionero estadounidense David Sholin que inicia sus clases en 1929 y finaliza en 1935 al ser sustituido por el Rev. Smith que traslada el Instituto a Granada. La primera promoción la formaron ocho jóvenes de las iglesias de la Misión que recibieron una formación de exégesis y comentarios de los libros del Nuevo Testamento que recaía en don Percy Buffard, mientras Sholin daba clases de grandes temas de la Biblia. Los nombres  de esta primera promoción fueron Ramón Fernández de Santa Cruz de Mudela; Francisco García de Murcia; Juan Bautista García de Santa Elena; José Guisado de Badajoz; Esteban López de Villanueva del Arzobispo; Sixto Paredes de Puerto Llano; Alfonso Suárez de Santiesteban del Puerto; y Antonio Zamora de Chiclana de Segura. Todos- dice Francisco García Navarro- de reconocidas familias evangélicas, con vocación de servicio y el bagaje, por descontado, de una fe experimentada y un conocimiento bíblico por encima de lo común”. Este autor nos provee de una breve semblanza de cada uno de estos primeros estudiantes.

En el Instituto también había conferencias sobre temas especiales como “La Venida del Señor” que impartiría don Federico H.  Gray o sobre los “Sacramentos” impartido por el ex sacerdote Francisco García. De Homilética impartiría clases don Miguel Aguilera y según Francisco García Navarro en su libro “Semblanzas”, no se impartían lenguas de griego o hebreo y nada de Historia o Ética, sino la práctica cotidiana. Los cursos duraban dos años y los fines de semana salían en pareja en viaje de evangelización a los pueblos cercanos a Valdepeñas. Don Percy fue profesor en dos ocasiones en el Instituto de Formación Teológica Bautista en Barcelona entre los años 1922 y 1929 con el apoyo de la Foreign Mission Board.

Es interesante destacar nuevamente que la República no solo creó expectativas de libertad, sino que los mismos evangélicos fueron protagonistas tanto de la ideología política como de la proclamación de la República. De la Misión de Valdepeñas Miguel Aguilera fue invitado por las autoridades municipales a la manifestación organizada y los festejos de la proclamación de la República. En otra ocasión daría una Conferencia en la Casa del Pueblo lo que permitió a la Misión de Valdepeñas organizar reuniones al aire libre, así como también en teatros, casinos o plazas de toros con asistencia de miles de personas. Esa explosión de libertad dio resultados inmediatos ya que en 1931 hubo 75 bautismos en la Misión.

No dejaron de existir dificultades económicas durante estos primeros años de la Misión pero fueron superadas, pues las donaciones entre 1918 y 1935 superaron el valor de 40.000 libras esterlinas. Los evangélicos españoles también sufragarían con sus aportaciones el acondicionamiento de los locales de culto o de las escuelas. La Misión adquirió propiedades por medio de don Percy Buffard, aunque los fondos recibidos de Inglaterra eran dedicados a sufragar el trabajo evangelístico directo, creando puntos de predicación o iglesias dependientes de la iglesia madre de Valdepeñas. Habría puntos de testimonio que desde Ciudad Real y Jaén se extendían por Alcázar de San Juan, Puertollano, Tomelloso, Almodóvar del Campo y Santa Cruz de Mudela. En Jaén había iglesias en Aldeahermosa, Chiclana, Castellar de Santisteban, Beas de Segura, Villanueva del Arzobispo y Úbeda. La Misión también tenía una Iglesia en la localidad murciana de Lorca, y en Sevilla y Camas, ambas en la provincia de Sevilla. Además de estas iglesias la Misión tenía puntos de predica ción en las siguientes localidades de la provincia de Ciudad Real: Torralba, Ciudad Real, Campo de Criptana, Villamayor y Castellar de Santiago. En la provincia de Jaén: Santa Elena, Venta de los Santos, Las Nanas, Villacarrillo, Martos, Jaén, Pegalajara, Los Villares y Cambil. En Albox y Purchena en la provincia de Almería, y en Peñaflor, Lora del Río y Alcalá de Guadaira en la provincia de Sevilla.

Llama la atención que de los catorce misioneros que atendían esta Misión doce de ellos eran mujeres o lo que es lo mismo solo dos hombres: Percy Buffard y Ernest Stuard Brown incorporado este  en 1932. Sin embargo el peso de esta Misión recaía en los 28 obreros españoles formados en seminarios y cursos organizados por la Misión de Valdepeñas y que trataba de cumplir con la Ley de Confesiones y Congregaciones aprobada en 1933 donde los pastores y administradores deberían ser españoles. Dicen Hernando y González (ii) “este requisito empujó en 1934 a la creación en Valdepeñas de la Federación de Iglesias Evangélicas Autónomas de España que empezó a agrupar a las iglesias que habían sido impulsadas por la Misión. Este cambio tuvo sus repercusiones, ya que los «obreros» de la Misión dejaron de trabajar para ella pasando a ser «obreros» de la Federación. La Misión se convirtió entonces en una suerte de Sociedad Española de Ayuda a la Iglesia, que mantuvo la responsabilidad de sostener a los «obreros» y misioneros británicos. Percy J. Buffard y David Sholin cambiaron su responsabilidad como directores de la Misión en Valdepeñas por la de Consejeros Honorarios de la nueva Federación”.

La guerra Civil del 36 daría al traste con muchos de los avances organizativos y de crecimiento de las iglesias. Los misioneros extranjeros regresaron a sus respectivos países, repatriados por la embajada británica en el caso de Valdepeñas. Don Percy Buffard seguiría en contacto para ayudar a los evangélicos exiliados españoles que llegaban a Inglaterra. Sobre la ayuda o socorro durante la Guerra y después de la Guerra, nos hemos ocupado en un libro titulado “Los cuáqueros y otras organizaciones protestantes en la Guerra Civil española”.

Para auxiliar a los evangélicos españoles Percy J. Buffard organizó un Comité Evangélico de Socorro en el que colaboraron importantes personalidades británicas y también creyentes protestantes españoles de la talla de Samuel Vila. Se enviaron camiones con alimentos y materiales de primera necesidad a través de la frontera francesa y don Percy participó en Gran Bretaña en los debates públicos sobre la guerra en España, donde él sostenía que no era una lucha entre fascismo y comunismo, sino una lucha religiosa entre clericales y anticlericales. En 1939 y en 1940 tanto Percy Buffard como el misionero británico E. Stuard Brown visitaron España y comprobaron que las propiedades de la Misión se encontraban en buen estado. A su regreso seguirían recaudando fondos y editando la revista Tidings from Spain, informando de las actividades de la Misión en España. Una de estas actividades era la escuela dominical para niños y cultos en los domicilios particulares o al aire libre en el bosque, gracias a algunos de los miembros como Cristóbal Tarazaga o Ignacio Martínez. En 1946 regresaría a España el misionero E. Stuard Brown preparando la llegada de otros misioneros británicos. No fue fácil la vuelta de estos obreros ante la continua represión y aunque la Spanish Gospel Mission no vendió sus propiedades como lo hizo la American Board fue imposible la devolución de las pequeñas capillas creadas en lugares cercanos a Valdepeñas.

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(i)  Segunda Reforma y primeras iglesias Evangélicas en Castilla-La Mancha. Miguel Hernando de Larramendi e Irene González González
(ii) Minorías Religiosas en Castilla-La Mancha. Miguel Hernando de Larramendi y Puerto García Ortiz (dirs.)

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